Columna Revista Semana (Julián de Zubiría)
En educación, tenemos los ojos vendados desde hace mucho tiempo, porque no garantizamos pertinencia, contextualización, equidad, ni calidad. Es por ello que, aunque no puede parar, la educación tampoco puede seguir haciendo lo que siempre ha hecho: trabajos mecánicos, rutinarios y repetitivos, que no enseñan a leer, pensar y convivir a nuestras próximas generaciones. Llegó el momento de replantear el sistema y de incorporar un verdadero plan de renovación para garantizar un mínimo de calidad en la educación pública para los próximos meses.
En primer lugar, en Colombia hay que retomar la televisión y la radio. Esa es la única posibilidad en el corto y mediano plazo. De manera organizada y sistemática, hay que trasladar las aulas de todos los grados y áreas a la televisión. Esto exige la conformación de un comité pedagógico muy diverso, plural y amplio, de manera que se garantice una adecuada selección de contenidos pedagógicos. La pertinencia y la contextualización han estado ausentes en la educación colombiana de tiempo atrás, mucho más en tiempos de incertidumbre en los que se han tomado la mayoría de las decisiones sin la reflexión y participación necesaria. En estos momentos, la voz de los rectores y los maestros es muy importante para no tomar una decisión de esta trascendencia recurriendo exclusivamente a los criterios de los funcionarios del MEN o a la disponibilidad técnica de las programadoras. Solo las madres irresponsables “conectan” a sus hijos al televisor para poder ellas hacer otras cosas. De eso, no se trata la educación. Hay que elaborar un plan articulado nacional y regionalmente en televisión y en radio, para evitar la duplicación de esfuerzos y garantizar mínimos en la calidad, pero hay que aprovechar la coyuntura para impulsar las competencias que hoy no se forman en los niños: creatividad, pensamiento, convivencia, autonomía y lectura crítica.
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